Quinteto a la concordia

• Géneros: Clásica / contemporánea
• Formación: Mixto
• Coleccion: Siglo XXI

Dado que mi especialidad en el conservatorio es la de profesor de clarinete, no tenía por menos que componer algo para este instrumento dentro de un quinteto. Después de mucho tiempo pensando en ello, y tras escuchar al gran virtuoso Josep Fuster y su forma única de transmitir los sentimientos, me puse manos a la obra.

El título me lo sugiere la falta de humanidad que impera en el mundo, desde la lucha dialéctica hasta la lucha extrema, el trato vejatorio entre mismos hermanos, etc. Esto y mucho más determinaron que este quinteto fuera llamado «a la Concordia» y de ahí su título.

El Quinteto está estructurado en cuatro movimientos de distinto carácter. Aunque la obra no sea propiamente descriptiva, este espíritu de conciliación se deja entrever en cada movimiento y en la relación que se establece entre ellos. No me gusta encasillarme, ni definir mi música con prejuicios a la sombra de los grandes compositores, pero se podría decir que este Quinteto es muy cercano a un estilo postromántico. Sin embargo, y con toda la modestia, me atrevo a aventurar que esta obra lleva mi sello personal que, además, deja entrever donde nací. En todos los movimientos el clarinete dialoga con los instrumentos de cuerda —he aquí el significado de la palabra «concordia»— aunque queda patente el virtuosismo del primero. Dadas las cualidades de Josep Fuster, a quien va dedicada la obra, utilizo todos los registros de su instrumento que aparecen tanto de forma progresiva como súbita. De esta manera se pone a prueba su flexibilidad como intérprete.

En la mayoría de mis composiciones utilizo una forma musical de carácter rapsódico. De ahí que muchos que escuchan mi música me digan: «No la entiendo» y yo les responda: «No hay nada que entender: o te llega o no te llega». En este Quinteto, se alternan la rapsodia con estructuras más formales y claras.
Excepto en el III movimiento, los movimientos tienen una tonalidad o ambiente sonoro definidos:
• El I movimiento está en La menor.
• El II, más lírico, en Si bemol.
• El III, el más ecléctico, está estructurado en tres secciones separadas por el tema principal. Combina fragmentos más consonantes con otros más disonantes y su ambiente sonoro predominante gira alrededor de un Sol menor.
• El IV movimiento, en Do menor, tiene un carácter y estilo bastante contrastado: el primer tema, en modo menor, alterna con otro central en tono mayor. La pieza finaliza con la reexposición del tema inicial que, esta vez, acaba en modo mayor. Este movimiento me sugiere —al menos a mí, de forma subjetiva— haber logrado al fin la tan esperada conciliación.

José Manuel Fernández Pérez