Home / obras / La Santa Espina. - Rondalla en tres actes

Entregas en 24h-72h (Península laborables)

La Santa Espina. - Rondalla en tres actes

Materiales de orquesta sinfónica en alquiler

Voces solistas, Coro mixto y Orquesta sinfónica

MORERA, Enric

Reg.: B.3696o

Solicitar alquiler

  • Formación: Orquesta sinfónica: Con voz/coro.
    Coro: Con acompañamiento; Con solista(s).
  • Géneros: Clásica / contemporánea: Vocal; Sinfónico.
    Música folclórica / Popular: Sardana.
    Música escénica: Óperas / Operetas.
  • Autor letra: GUIMERÀ, Àngel
  • Idioma: Catalán
  • Soporte: Partitura + particellas
  • Nivel de dificultad: Alto-superior
  • Época: 1ª mitad S. XX
  • Editorial: Editorial Boileau
  • Colección: Siglo XXI
  • Nº de páginas: 336
  • Medida: 29,70 x 21,00 cm
  • Duración: 90'00"
  • ISMN: 979-0-3503-1013-3
  • Disponible en digital: No
  • Disponible en alquiler:

Solo: S, T, Bar
Mixed choir
2 1 2 1 — 2 2 3 1 — tmp+2 —str
perc: sd, bd, cym, herdbells

Cuerdas: 7,6,5,4,3

Introducción: 

La Santa Espina, tal como lo especifica el mismo libreto de Àngel Guimerà, es una rondalla en tres actos y seis cuadros, con música de Enric Morera. Esta obra se circunscribe dentro del movimiento llamado Teatro Lírico Catalán, que el musicólogo Xosé Aviñoa limita entre los años 1894 y 1908. Músicos de la talla de Morera, Granados o Pahissa, junto con escritores como Guimerà, Rusiñol o Pitarra, entre otros, se comprometieron a producir obras líricas, a caballo entre la ópera italiana, el imponente espectáculo wagneriano y la zarzuela española. Todo ello con un intento de producir un verdadero teatro musical catalán autóctono.

Una de las producciones más significativas de este Teatro Lírico Catalán fue precisamente La Santa Espina. De los veinte números el número dieciocho, interpretado durante el tercer acto, dio lugar a la famosa sardana con el mismo nombre, convertida en emblema del catalanismo político, particularmente gracias a la prohibición expresa del Gobernador Civil de Barcelona, ​​general Losada, en 1924.

Vale la pena reproducir el texto de la circular que distribuyó:

Habiendo llegado a este Gobierno Civil, en forma que no deja lugar a dudas, que determinados elementos han convertido la sardana La Santa Espina en himno representativo de odiosas ideas y criminales aspiraciones, escuchando su música con el respeto y reverencia que se tributan a los himnos nacionales, he acordado prohibir que se toque y cante la mencionada sardana en la vía pública, salas de espectáculos y sociedades, y en las romerías o reuniones campestres, previniendo a los infractores de esta orden que procederé a su castigo con todo rigor.

La rondalla de La Santa Espina fue estrenada en el Teatro Principal de Barcelona el 19 de enero de 1907 y programándose de nuevo en diciembre del mismo año, con un total de más de doscientas representaciones. Fue producida por Espectáculos y Audiciones Graner, bajo la dirección teatral de Modest Urgell. El éxito que obtuvo la obra rebasó todas las expectativas, ya que no era habitual que una obra musical se mantuviera en cartel más de un par o tres de semanas. Incluso la prórroga duró más de lo previsto debido a la continua aclamación popular.

El argumento de la obra es de carácter fantástico, con todos los elementos de este género propios de la época: brujas, brujos, sirenas, reinos de tierras lejanas, hechizos... todo ello con un trasfondo de reivindicación nacional en unos momentos políticos muy delicados y tensos para la sociedad catalana y el catalanismo político. En cuanto a la música, la partitura de Morera se mantiene dentro del estricto ámbito tonal y siempre muy de acuerdo con el carácter del libreto.

El número que luego se convertiría en la popular sardana se encuentra, como hemos dicho, en el tercer acto de la obra y corresponde al momento en que se presentan las cautivas catalanas. Tras una introducción de carácter poético y evocativo, seguido de un motivo de danza, comienza la intervención de las mujeres catalanas, que irrumpen con los conocidos versos de “Som i serem gent catalana”. De hecho, la sardana de la obra empieza directamente en los llargs*, coincidiendo con la modulación a menor. La música inicial difiere de los curts* de la sardana, ya que la métrica de la melodía es diferente, hasta el punto que amalgama compases ternarios con binarios.

Morera adaptó esta música para convertirla definitivamente en sardana independiente el mismo 1907. La primera versión con letra que se conserva es la grabación de Emili Vendrell fechada en 1918, en la que sólo hay texto en los llargs, que es donde encaja correctamente con la música. Posteriormente se han hecho diferentes adaptaciones donde la letra empieza también en los curts.

* La sardana, desde sus orígenes, presenta una estructura binaria que, mediante una doble barra de repetición, divide la obra en dos partes diferenciadas: curts (cortos) y llargs (largos). Estos dos nombres provienen de los pasos de la danza. Como referencia: los cortos se bailan con los brazos bajados y los largos con los brazos levantados.

Argumento:

Es época de vendimia en la que se concentra la atención y el esfuerzo de todos. Vendimiar, trajinar, pisar, entrujar... todo se hace a la vez. María, heredera de la casa, la víspera de su santo, coge un cestillo y sale a recoger flores silvestres para ofrecerlas a la imagen de la Virgen que tiene en su cuarto. Tarda más de la cuenta y sus padres empiezan a preocuparse. El padre teme que se encuentre con Gueridó, un mozo más bien corto de entendederas y que hace de vaquero.

Por fin llega María del bosque y se encuentra con Gueridó, que le ayuda a hacer un ramo. María, no encuentra nada para atarlo y se le ocurre utilizar la cadena de oro de su escapulario, que contiene una reliquia de La Santa Espina que llevó Jesús en la cruz. Gueridó, además de ayudarle a hacer el ramillete de flores, pretende besar a la chica. Sorprendida por su atrevimiento, María grita y pide auxilio. Por este motivo, el vaquero es despedido de la masía, pero antes de irse quiere un recuerdo de la pubilla** y a escondidas se lleva el ramo.

Consolado con él, empieza a andar toda la noche sin parar, hasta que llega a un valle profundo y negro. Es la noche del año en que las brujas y los brujos hacen su asamblea y eligen a una persona para hacerla la más feliz del mundo. Descubierto por los asambleístas, Gueridó se convierte en el objeto de sus diversiones. Lo convertirán en rey, a pesar de las objeciones y excusas del chico. Antes, sin embargo, le ponen una condición: si en el transcurso de un año, no hace ningún beso a la chica amada será rey para siempre, si no, lo perderá todo. Dicho y hecho, lo transportan mar adentro sobre un zapato gigante, que los conducirá a una isla donde hay un verdadero príncipe que está a punto de 
ser coronado.

El príncipe Arnold, recluido en un castillo porque el día de su nacimiento unos astrólogos vaticinaron que sería convertido en planta en conocer el verdadero amor, se dirige junto a su escolta -cansado de esperar- a visitar la bella Rosa Vera, una sirena deseada por él. Al hacerlo, dan con las brujas. Como resultado, la magia convierte en palmeras al príncipe y toda su corte. Entonces, las brujas desnudan a Gueridó y tiran su vieja vestimenta, el ramillete de flores y el escapulario. Ya vestido, llegan magnates de Abracandària, país del príncipe Arnold, para anunciarle que su padre el monarca ha fallecido. Se llevan a Gueridó para coronarlo como nuevo rey sin saber que es un suplantado.

La sirena Rosa Vera lo ha observado todo y, consciente del hechizo, hará lo posible para romper el embrujo. Disfrazada de marinero, recupera el ramillete y lo vuelve a Gueridó y éste, en agradecimiento, la nombra paje de su escolta. Así, con el paso del tiempo, Rosa Vera, que se hace llamar Dardet, será la persona de confianza del rey. La sirena, con su autoridad, manda hacer llegar barcos de doncellas en el palacio para que el rey se enamore. Pero pasan los días y todo sigue igual.

Ya a punto de agotar el plazo de un año, y en medio de un pesimismo generalizado, llega a Abracandària un barco de doncellas catalanas. El capitán que las ha secuestrado hace una descripción del lugar de procedencia de las chicas. Mientras escucha el relato, el rey va recordando su patria, sus padres, María, las vacas, las montañas de Montserrat, las playas... Con lágrimas en los ojos, cree que está soñando. Es en este momento en el que las doncellas catalanas bailan una sardana mientras cantan “Somos y seremos gente catalana, tanto si se quiere como si no se quiere...” mientras Gueridó llora emocionado y sus acompañantes intentan tranquilizarlo.

El falso rey, de pronto, descubre a María entre las chicas, y rápidamente, sin que ella lo reconozca, ordena que la preparen para que sea su esposa. Pero ella se resiste, pues duda que sea el pastor al que añora desde el día en que marchó de la casa. Es entonces cuando, al entregarle a María el ramo de flores y el escapulario de la Santa Espina, identifica a su amado Gueridó. Rosa Vera, vestida de paje, le explica el encantamiento a María y la doncella le da un beso entradas las doce de la noche, lo que rompe el embrujo de Gueridó, Arnold y sus caballeros. De esta manera, la sirena recupera a su amado mientras Maria y Gueridó se dirigen a su tierra, viendo de lejos la montaña de Montserrat, la más emblemática de Cataluña. 

**Pubilla (Heredera, por ser la primogénita, de los bienes familiares en Cataluña).

Kit Digital